A medida que se expande el acordeón siento que al mismo tiempo se contrae. Las peculiaridades de los sujetos se integran en una única persona a la que llamamos ser humano.Tras un rosto vislumbramos un abismo, el abismo de la historia de la humanidad.
Ayer el miedo era una mujer. Sus ojos eran de agua y fuego, su voz se tambaleaba;había sido golpeada por su marido con alevosía y nocturnidad.
Intercambiamos unas pocas palabras y miradas;le ofrecí auxilio,lo rechazó y cerró la puerta.