martes, septiembre 06, 2005

Eustaquio, el poeta recitó sus versos en un ateneo.
Al principio su voz denotaba una seguridad implacable, pero a medida que desplegaba sus letras por el hemiciclo, su decir se debilitaba y se le hacía harto complicado mantenerse en pie. Al llegar a las últimas palabras del poema, Eustaquio, se sentó en el suelo con semblante de terror.No emitió ya sonido alguno hasta su muerte, que le sobrevino días después.

Eustaquio, el poeta, muerto, ahogado en metáforas. Su poema reventado, alcanzándole de lleno la metralla.

Aquella, su realidad, se había desvanecido una tarde, la tarde del ateneo en la que todo su mundo se convirtió en metáfora.

3 Comments:

Blogger Kat said...

esa parece una reduplicación...

3:40 p. m.  
Blogger Medusófilo said...

¿Qué tipo de reduplicación?

2:12 p. m.  
Blogger Kat said...

una sin principio ni fin...

9:38 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home