Eustaquio, el poeta recitó sus versos en un ateneo.
Al principio su voz denotaba una seguridad implacable, pero a medida que desplegaba sus letras por el hemiciclo, su decir se debilitaba y se le hacía harto complicado mantenerse en pie. Al llegar a las últimas palabras del poema, Eustaquio, se sentó en el suelo con semblante de terror.No emitió ya sonido alguno hasta su muerte, que le sobrevino días después.
Eustaquio, el poeta, muerto, ahogado en metáforas. Su poema reventado, alcanzándole de lleno la metralla.
Aquella, su realidad, se había desvanecido una tarde, la tarde del ateneo en la que todo su mundo se convirtió en metáfora.
Al principio su voz denotaba una seguridad implacable, pero a medida que desplegaba sus letras por el hemiciclo, su decir se debilitaba y se le hacía harto complicado mantenerse en pie. Al llegar a las últimas palabras del poema, Eustaquio, se sentó en el suelo con semblante de terror.No emitió ya sonido alguno hasta su muerte, que le sobrevino días después.
Eustaquio, el poeta, muerto, ahogado en metáforas. Su poema reventado, alcanzándole de lleno la metralla.
Aquella, su realidad, se había desvanecido una tarde, la tarde del ateneo en la que todo su mundo se convirtió en metáfora.
3 Comments:
esa parece una reduplicación...
¿Qué tipo de reduplicación?
una sin principio ni fin...
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