sábado, septiembre 24, 2005

dianoia

¿Por qué percibes?

Porque no percibo

¿Por qué escribes?

Porque no escribo

¿Por qué hablas?

Porque no hablo

¿Por qué preguntas?

Porque no respondo

martes, septiembre 06, 2005

Eustaquio, el poeta recitó sus versos en un ateneo.
Al principio su voz denotaba una seguridad implacable, pero a medida que desplegaba sus letras por el hemiciclo, su decir se debilitaba y se le hacía harto complicado mantenerse en pie. Al llegar a las últimas palabras del poema, Eustaquio, se sentó en el suelo con semblante de terror.No emitió ya sonido alguno hasta su muerte, que le sobrevino días después.

Eustaquio, el poeta, muerto, ahogado en metáforas. Su poema reventado, alcanzándole de lleno la metralla.

Aquella, su realidad, se había desvanecido una tarde, la tarde del ateneo en la que todo su mundo se convirtió en metáfora.
LLegaron aquella gélida mañana, cargados de miradas adjetivas.

¿Qué se les ofrece?

Queremos sangre y manteles
Queremos cal y arena, hojas y rama
Queremos a la nutria que se esconde tras sus pieles
Queremos mecer tus doseles mientras sueñas
Queremos llanto, risa, y amaneceres de libélula

¿Por qué queréis tanto?

Por beber sin sed, a eterna sed él nos condenó